CONTANDO HISTORIAS con Emiliano Lasalvia
Emiliano Lasalvia nació en 1978 y se crió junto a su familia, en San Carlos de Bariloche, Río Negro. Su infancia estuvo impregnada por las profesiones y gustos de su familia, un padre fotógrafo y una madre cercana a la matemática y ciencias exactas. Su curiosidad e intereses lo llevaron a redescubrirse y encontrar diversos matices dentro de su trabajo diario.
¿Cómo te iniciaste en el mundo de la fotografía?
Cuando tenía dos años, mi papá estaba revelando en el cuarto oscuro y vi cómo se formaba la imagen (blanco y negro) en un papel que estaba completamente en blanco, me pareció fascinante. A partir de allí siempre tuve la posibilidad de tener una cámara cerca en casa. Mi Mamá era matemática; Papá era poeta y fotógrafo turístico en Bariloche. Siempre estuvo presente la fotografía en mi vida pero nunca me había propuesto hacer algo profesionalmente.
¿Qué te llevó a dedicarte al fotoperiodismo?
En el año 1998, durante el mes de la fotografía que se desarrollaba en Bariloche, fui a una charla con los fotógrafos Eduardo Longoni y Pablo Lasansky donde hablaron sobre fotoperiodismo y me empezó a picar como trabajo. Hasta ese momento iba a hacer la Licenciatura en Física o Ingeniería en el Instituto Balseiro. Tenía un perfil mucho más cercano a las ciencias exactas y no tan próximo al ámbito social.
Junto con Carlos Barria decidimos venirnos a Buenos Aires a hacer el curso de ARGRA con Lucio Solari (La Nación) que en aquel momento se daba una vez por semana. No conseguía trabajo de fotografía y mientras tanto seguí estudiando durante dos años la carrera de Astronomía en la Plata.
¿Cuál fue tu primer trabajo?
Durante el verano de 2002 arranqué a hacer una suplencia en el Diario “El Día” de La Plata y al poco tiempo conseguí quedarme efectivo. Al año siguiente hice un reemplazo, durante un mes, en La Nación para el Suplemento Nieve. Aún no me desvinculada totalmente del “El Día” hasta que me convocan nuevamente de La Nación, por un mes más.
A partir de allí me fui quedando en el diario, en paralelo empecé a trabajar en 2006 con la Revista El Gráfico, también trabajé para algunas agencias, como AP, Reuters, AFP y EFE.
¿Qué te ayudó a conformar tu mirada fotográfica?
Es muy difícil, primero uno está muy condicionado a conseguir trabajo, bajo esa situación quizás te encontras haciendo fotos ajenas a tu mirada, aquellas imágenes que imaginás pudieran gustarle ver a un editor. Con el tiempo me di cuenta que lo único importante es lo que vos ves y no lo que el otro quiere ver, entonces siento que perdí tiempo haciendo cosas bajo la visión de los demás.
Desde mi búsqueda estética, no me agradan las altas luces, siempre expongo para que las mismas estén bien y las bajas se vayan hacia el negro, prefiero las fotos oscuras. Allí es donde me encuentro en una situación muy lúdica, analizo el recorte, veo las luces y destaco aquellas que quedan envueltas en el negro.
En algún momento leí que “Uno fotografía desde lo que es”. Cuando fotografías emerge toda la pintura que viste, el cine, los libros que leíste. En sí, es elegir un punto de vista y para lograrlo te construis como persona a partir de tus propias elecciones cotidianas. Es imprescindible ser permeable a las emociones de los demás y es así que me dejo de llevar mucho.
¿Cuál fue el trabajo más enriquecedor dentro de la profesión?
Junto con Carlos Barria decidimos venirnos a Buenos Aires a hacer el curso de ARGRA con Lucio Solari (La Nación) que en aquel momento se daba una vez por semana. No conseguía trabajo de fotografía y mientras tanto seguí estudiando durante dos años la carrera de Astronomía en la Plata.
¿Cuál fue tu primer trabajo?
Durante el verano de 2002 arranqué a hacer una suplencia en el Diario “El Día” de La Plata y al poco tiempo conseguí quedarme efectivo. Al año siguiente hice un reemplazo, durante un mes, en La Nación para el Suplemento Nieve. Aún no me desvinculada totalmente del “El Día” hasta que me convocan nuevamente de La Nación, por un mes más.
A partir de allí me fui quedando en el diario, en paralelo empecé a trabajar en 2006 con la Revista El Gráfico, también trabajé para algunas agencias, como AP, Reuters, AFP y EFE.
¿Qué te ayudó a conformar tu mirada fotográfica?
Es muy difícil, primero uno está muy condicionado a conseguir trabajo, bajo esa situación quizás te encontras haciendo fotos ajenas a tu mirada, aquellas imágenes que imaginás pudieran gustarle ver a un editor. Con el tiempo me di cuenta que lo único importante es lo que vos ves y no lo que el otro quiere ver, entonces siento que perdí tiempo haciendo cosas bajo la visión de los demás.
Desde mi búsqueda estética, no me agradan las altas luces, siempre expongo para que las mismas estén bien y las bajas se vayan hacia el negro, prefiero las fotos oscuras. Allí es donde me encuentro en una situación muy lúdica, analizo el recorte, veo las luces y destaco aquellas que quedan envueltas en el negro.
En algún momento leí que “Uno fotografía desde lo que es”. Cuando fotografías emerge toda la pintura que viste, el cine, los libros que leíste. En sí, es elegir un punto de vista y para lograrlo te construis como persona a partir de tus propias elecciones cotidianas. Es imprescindible ser permeable a las emociones de los demás y es así que me dejo de llevar mucho.
¿Cuál fue el trabajo más enriquecedor dentro de la profesión?
Para mi entrar en La Nación representó crecer mucho profesionalmente; me encontré con colegas y personas especializadas en fotografía que me permitieron subir mi piso. El intercambio y la experiencia de trabajo es super enriquecedora.
Así mismo, el diario está bueno en un principio pero llega a un punto que se vuelve rutinario y es algo que no me gusta. Ahora empecé a volar el drone, hacer video y buscar otras alternativas dentro del trabajo cotidiano, a veces me atraía más el trabajo caliente que cubría para una agencia.
Cuando estuve en El Gráfico, comprendí cómo hacer producciones; desde emplear distintas técnicas de iluminación, como así también tratar con diversos personajes. Lograba resolver todo prolijamente en muy poco tiempo y me atraía mucho ese tipo de trabajos, siendo que.no me agradaba tanto realizar retratos.
Referido al rol actual de la imagen fija ¿considerás que el fotoperiodista debe ingresar en nuevos espacios?
Así mismo, el diario está bueno en un principio pero llega a un punto que se vuelve rutinario y es algo que no me gusta. Ahora empecé a volar el drone, hacer video y buscar otras alternativas dentro del trabajo cotidiano, a veces me atraía más el trabajo caliente que cubría para una agencia.
Cuando estuve en El Gráfico, comprendí cómo hacer producciones; desde emplear distintas técnicas de iluminación, como así también tratar con diversos personajes. Lograba resolver todo prolijamente en muy poco tiempo y me atraía mucho ese tipo de trabajos, siendo que.no me agradaba tanto realizar retratos.
Referido al rol actual de la imagen fija ¿considerás que el fotoperiodista debe ingresar en nuevos espacios?
Contamos historias en base a imágenes, si cambia el formato, nosotros deberíamos adecuarnos a ese nuevo formato. Históricamente hemos visto la transición y la resistencia a la implementación de nuevas tecnologías por parte de los actores involucrados en la representación de la imagen. Hoy en día cambia el formato de la distribución y me parece muy bueno.
No comprendo la negación de “solo hago fotografía”. Al relatar historias; la podes contar a partir de imágenes, escribiendo o desde algo superador como la imagen en movimiento y el sonido. Son búsquedas paralelas, no se deja de hacer una por buscar otra. Hay veces que el valor de la imagen fija es superador al video pero tenes que darle a un contenedor, para poder distribuirla ante la cultura digital actual.
Es extraordinario, siendo fotógrafos, empezar a hacer vídeos. Podes sumar un gran valor estético, empleando recursos fotográficos, encuadrando, exponiendo y comprendiendo periodísticamente el suceso; mezclando imagen fija y en movimiento como así también sonidos, podés potenciar mucho más la historia que queres contar.
Es extraordinario, siendo fotógrafos, empezar a hacer vídeos. Podes sumar un gran valor estético, empleando recursos fotográficos, encuadrando, exponiendo y comprendiendo periodísticamente el suceso; mezclando imagen fija y en movimiento como así también sonidos, podés potenciar mucho más la historia que queres contar.